Con el crecimiento de los salarios a la zaga de la inflación, muchas organizaciones están recurriendo a beneficios y programas que no son en efectivo para ayudar a impulsar la retención y el rendimiento de los trabajadores. Pero las ventajas y el pago no son lo más importante.
Las organizaciones deben profundizar en sus estrategias de bonificación atendiendo a la cultura y objetivos propios, centrándose en dar recompensas que subrayen las diferencias de su empresa de las de sus competidores en la marca empleadora, creando una cultura de trabajo única, diferencial y que atraiga al talento.
Gestionar correctamente los incentivos ayudará a las organizaciones a retener el talento y a mantener los niveles de productividad. En cualquier caso, es tan necesario que las empresas entiendan las necesidades de los trabajadores, como que los empleados comprendan el valor de las recompensas que reciben.