¿Conocemos realmente el valor de nuestro negocio?

Por: Rodolfo Cappelo, Socio de Asesoría Financiera

Vivimos en una época donde el acceso a la información es universal, fuentes de tipo público y privado están disponibles y a nuestro alcance. El manejo correcto de la misma, es primordial para la toma de decisiones. A nivel empresarial, la automatización ha llegado a niveles extraordinarios, donde con un clic conocemos datos, estadísticas, tendencias, entre otros, de diferentes repositorios y bases que despejan nuestras dudas y ayudan a muchos líderes a orientar sus estrategias y toma de decisiones. Pero, la pregunta es: ¿conocemos verdaderamente el valor de nuestro negocio, de nuestros intangibles o nuestros activos?, ¿estamos haciendo crecer nuestro negocio? Y, por otro lado: ¿están reflejados estos valores correctamente en nuestros estados financieros?

La métrica fundamental y actividad más relevante de un líder es agregar valor y esto sólo puede lograrse mediante mediciones independientes que permitan cuantificar el estatus de las operaciones como un negocio en marcha, por ejemplo; o el valor de una marca en el caso de un intangible, o conociendo el valor de mis activos más relevantes como son edificios, terrenos, maquinaria y equipos.

En una empresa, este examen de valoración toma relevancia porque marca un punto de inicio, permite conocer el valor en un momento determinado, conforme a las expectativas de crecimiento (potencialidad) y su plan de negocios. Posteriormente, esta medición puede ser monitoreada a través del tiempo y desde el inicio nos ayudará a identificar variables clave que afecten de manera positiva el valor como negocio en marcha y los beneficios asociados que finalmente se traducen en beneficios para los accionistas. Este análisis no necesariamente está reflejado en los estados financieros de la empresa y es ahí justamente su importancia.

Existen algunos intangibles, que, por su concepto, son complejos de cuantificar y entender su valor. Un ejemplo son las marcas, ya que exigen una inversión de diferentes recursos en el tiempo y estas finalmente aportan a las ventas a través de la percepción de calidad, precio, diferenciación, top of mind y otros conceptos importantes. En algunos casos, el valor de la marca es mayor al valor de la línea del negocio o la misma empresa. Con este entendimiento, se podrían delinear estrategias que permitan maximizar el valor a través de un plan de mejoras para la obtención de sinergias o incorporando otras marcas que permitan lograr economías de escala por volumen y que su intangibilidad tenga un mayor reflejo en los ingresos y finalmente los flujos de la operación.

El valor de los activos fijos deberá ser enfocado bajo una perspectiva de razonabilidad y sobre la base de enfoques de mercado, su valor de realización, el valor residual y su vida útil remanente. Su correcto registro es muy importante, ya que permite el fortalecimiento patrimonial y la mejora de indicadores del balance. En consecuencia, con un debido registro financiero, se puede hacer uso de los mismos para apalancar la operación o dar mayores seguridades en términos de garantías y colaterales en facilidades crediticias.

Adicionalmente, un proceso de valoración es importante realizarlo desde una perspectiva de independencia, es decir, alguien que no tenga intereses sobre los activos, ya que sólo así, se logra un análisis correcto, sin juicios de valor condicionados y bajo las mejores prácticas admitidas internacionalmente por el mercado.