Perspectivas
Inversiones financieras
¿Cómo hacerlas en tiempos de pandemia?
El insólito periodo de volatilidad que se vive en los mercados de México y el mundo exige a los inversionistas hacer un amplio análisis de los diversos instrumentos en los que han depositado su capital, o bien, en los que desean invertir. Ser precavido, en estos momentos, ayudará a evitar potenciales pérdidas.
En entrevista con Gustavo Méndez, Socio Líder de la Industria de Servicios Financieros en Deloitte México.
Ciudad de México, 12 de junio de 2020.
La guerra comercial entre China y los Estados Unidos, la propagación del COVID-19 a nivel mundial, el conflicto de los precios del petróleo, así como algunos factores económicos y políticos internos han generado un ambiente de incertidumbre en las inversiones financieras.
Reflejo de esto es que las calificadoras internacionales hayan incrementado el riesgo de los productos de inversión de las instituciones públicas; que las bolsas de valores del país no hayan emitido Ofertas Públicas Iniciales (OPI’s) durante más de dos años; y que el pasado 12 de marzo, el principal índice de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) tuviera una pérdida de más de 9%, similar al crecimiento obtenido en ocho años.
Teniendo en cuenta todas estas circunstancias, ¿es un buen momento para invertir? De ser así, ¿en qué tipo de instrumentos financieros conviene más hacerlo? Para responder a estas preguntas, los inversionistas deben evaluar a detalle los diferentes productos del mercado, a fin de identificar oportunidades y obtener los mejores rendimientos, a pesar del periodo de volatilidad en el que nos encontramos.
La modalidad de renta fija
Hoy, las inversiones en renta fija (aquellas en las cuales el inversionista conoce, desde un principio, la rentabilidad que obtendrá, sin mucho riesgo de pérdida) están mostrando, más que en otras ocasiones, las diferencias entre riesgo y rendimiento en los productos a corto y largo plazos.
En el corto plazo, por ejemplo, a pesar de contar con mayor liquidez y un menor riesgo de inversión, el comportamiento del mercado indica que tomará más tiempo obtener una rentabilidad deseada mediante reinversión y adquisición de nuevos papeles de deuda, porque, si un papel ha vencido y su tenedor desea reinvertirlo, sus nuevas tasas de rendimiento serán menores.
En el caso de los productos a largo plazo, todavía se pueden obtener altos rendimientos, pero con mayores niveles de riesgo y volatilidad. Por ejemplo, muchas de estas inversiones están sufriendo una minusvalía en el mercado, porque fueron adquiridas en un momento en el que ofrecían mayor rentabilidad a los inversionistas y, ahora, el margen de ganancia ha bajado.
A raíz de la pandemia, muchos papeles han sido impactados en su valor debido a que, en muchos casos, ha aumentado la expectativa de riesgo de las instituciones ofertantes, lo que ha mermado la rentabilidad para los inversionistas.
Ante esta situación, es conveniente que los tenedores de estos productos analicen el nivel de volatilidad que están dispuestos a asumir. Pero también resulta valioso que, a pesar de las situaciones adversas en los mercados, no se deshagan de sus activos sin antes haber analizado las posibles oportunidades a futuro, ya que, una vez que el mercado se normalice, podrían existir ganancias.
Mecanismos de renta variable, ¿qué camino elegir?
Con respecto a los productos de renta variable (aquellos donde la rentabilidad y la recuperación del capital invertido no se conocen ni están garantizadas), como son las acciones de las empresas, algunas han perdido 30% de su valor o más, lo que ha motivado la creencia, entre algunos actores del sector bursátil, de que es un buen momento para comprar, porque estos productos están "baratos".
Sin embargo, en primera instancia, es recomendable analizar cada caso y preguntarse si realmente existe una infravaloración, tomando en cuenta que el mercado determina estos precios con complejos y numerosos instrumentos que evalúan la capacidad de las organizaciones para generar ingresos en el futuro, reduciendo casi por completo el margen de error. Entonces, ¿cómo saber qué hacer?
Antes de invertir (o dejar de hacerlo), puede resultar muy útil tomar en consideración los consejos de Warren Buffett, uno de los inversionistas más exitosos en renta variable:
- Evaluar si el negocio de la empresa en cuestión será capaz de fortalecerse en el futuro.
- Determinar si el valor que le otorga el mercado a ese negocio es menor del que merece, es decir, comprar barato.
- Verificar que la administración de la compañía (management) tenga un buen liderazgo y capacidad moral.
En la coyuntura actual, estas recomendaciones pueden funcionar como una especie de guía que ayude a los inversionistas a tomar una decisión más prudente; a realizar un análisis profundo que determine si la decisión es o no acertada; y a evitar hacer “compras de oportunidad”.
Lo que está por venir
Algunos esquemas de financiamiento que ofrecen las instituciones de tecnología financiera (fintech) están tomando una mayor relevancia, entre ellos el crowdfunding, el cual es parecido a un arreglo entre particulares y conecta digitalmente a inversionistas con solicitantes de financiamiento.
Sin embargo, en estos tiempos de incertidumbre, muchos inversionistas están optando por tener liquidez, por lo que, en el corto plazo, el mercado enfrenta un panorama poco alentador, ante el que deberá seguir fortaleciéndose.
Asimismo, pese a que la Bolsa Institucional de Valores (BIVA) programó para el 26 de junio el lanzamiento de una OPI relativa a una compañía de energía renovable, lo más probable es que, en los próximos meses, las nuevas emisiones de deuda y de ofertas públicas sean difíciles de observar.
Tomando en cuenta esta situación, y los aspectos previamente señalados, podemos concluir que lo más aconsejable para las empresas y personas, por ahora, es que sean muy cuidadosas al invertir, analicen constantemente el estatus de sus portafolios y tengan una actitud cautelosa ante posibles adquisiciones o ventas de activos.
A raíz
de la pandemia, muchos papeles han sido impactados en su valor debido a que ha aumentado la expectativa de riesgo de las instituciones ofertantes, mermando la rentabilidad para los inversionistas.
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